Hoy se cumplen 50 años de la pérdida de Jimi Hendrix, una figura con un talento innato para hacer bailar los dedos sobre la guitarra y que sedujo a toda una generación. Esa aptitud le convirtió en el creador de espléndidas composiciones y en uno de los artistas más influyentes de la historia del rock.
James Marshall Hendrix nació en un barrio humilde de Seattle (Washington, EE. UU) en 1942. La leyenda del rock comenzó su vínculo con la guitarra de forma autodidacta cuando era un teenager y aprendiendo de músicos también de leyenda como B.B king.
Su enorme afición y habilidad, además de su vocación, le bastaron para perseguir de forma clara sus objetivos en la música, a pesar de que, al principio hubo a su alrededor un cierto escepticismo.
En 1962 fue el año en que empezó a actuar en locales junto con su grupo. En el periodo que comienza en ese año se empieza a forjar la aureola especial y magnética que generaba en sus conciertos el artista afroamericano. En los tres años siguientes Hendrix gestó su estilo, carácter y actitud, consolidando sus conocimientos musicales, influencias influencias e investigación de las raíces del blues, tocando en varios grupos como los Chitlin Circuit o los King Casual, y actuando incluso como músico de soporte para cantantes como Chuck Jackson.
En enero de 1964, se traslada al barrio de Harlem (Nueva York, EE.UU) dejando atrás su etapa de aprendizaje y también el racismo y degradación que encontró en el sur del país. El éxito aterriza ese mismo año cuando es reclutado por la banda Isley Brothers y realiza una gira por toda la nación, además de grabar en estudio, el tema “Testify”, un sencillo que poco después se convirtió en un éxito radiofónico.
Entre 1964 y 1965 trabajará con ídolos como Little Richard o Ike y Tina Turner, con los que tendrá algún conflicto por la actitud ya singular y eclipsante del guitarrista en el escenario. Más adelante se une a la banda Curtis Knight y The Squires. Pero no es hasta 1965 cuando crea el grupo con el que saltará al olimpo del rock, The Jimi Hendrix Experience, gracias a Chas Chandler, bajista de la banda The Animals, que le plantea viajar a Londres y formar un grupo que encajara con el músico. De esta manera, se configura el nuevo grupo en el que estarán como bajista, Noel Redding y como batería, Mitch Mitchell.
Lo que no imaginaba Hendrix es que, entre el público de sus shows, en la capital británica se encontraría el mismísimo Paul McCartney. Él fue quien recomendó a los organizadores del Monterey Pop Festival de 1967, la asistencia del músico y su banda. Esto significó su primera presentación realmente importante en Estados Unidos y resultó un momento épico en su carrera. En este concierto se produjo el famoso instante en que Hendrix destruye su guitarra, una Fender Stratocaster, y la incendia. Sin duda este hecho impactó a todos los espectadores y quedó captado para la eternidad por la cámara de un joven que se encontraba en las primeras filas.
Otro de sus momentos estelares tuvo lugar en el Festival de Woodstock, de 1969 (Bethem, Nueva York), ante una gran congregación hippie, marcada por la guerra de Vietnam y el Mayo del 68 francés. Fue, además, la actuación más larga de Hendrix en toda su carrera musical y la llevó a cabo sin sus acompañantes habituales. Hendrix salió al escenario junto a Larry Lee como segundo guitarrista y Billie Cox, como bajista. Una actuación electrizante y brillante en la que el guitarrista interpretó el himno de los Estados Unidos cargándolo de conciencia y crítica política y social al imitar el fuego de las armas, lanzamiento de bombas y cohetes voladores, símbolo de condena a la guerra de Vietnam.
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El 18 de septiembre de 1970, Jimi Hendrix fue encontrado muerto en un hotel londinense por asfixia y sobredosis. Sin embargo, muchas han sido las hipótesis sobre su fallecimiento. Fue incluido en “el club de los 27” por tener esta edad cuando muriò.
¿Un modo de rendirle homenaje? Ver un fragmento, de unos 6 minutos de duración, que-forma parte del documental “Music, Money, Madness…”, disponible en YouTube. En él aparece un escenario cubierto de telas en tonos azulados, rosas y verdes fluor, junto a una marabunta de jóvenes de los 70´s esperando su aparición. De pronto, Jimi Hendrix comienza a tocar las primeras notas de “Vodoo Child”, la última canción del álbum Electric Ladyland, en la isla hawaina de Maui. Una actuación con un tema que se convertiría en una de las canciones más icónicas del artista.
Tres inolvidables discos, una mente prodigiosa, su unión simbiótica con la guitarra… pero también sus adicciones, giras frenéticas y un punto final amargo. Una vida musical y personal que ha dejado la historia de una leyenda y los sonidos más etéreos y personales del rock a partir de su modo único de tocar la guitarra electrónica.
Jimi Hendrix tuvo un flechazo obsesivo y especial con la música, algo que manifestó en alguna ocasión: Quiero hacer una música tan perfecta que se filtre a través del cuerpo y sea capaz de curar cualquier enfermedad.