El día Mundial del Braille es celebrado, como cada año, el 4 de enero. Fue establecido por la ONU con el principal objetivo de concienciar a los estados miembros para que integren medidas en todos los ámbitos de la sociedad y normalizar el braille como lenguaje y medio de comunicación. Un derecho fundamental para las personas ciegas y con discapacidad visual.
Precisamente un recurso comunicativo determinante en el acceso a la educación, la cultura y el conocimiento, es el alfabeto Braille.Fue una creación innovadora y transgresora que perdura en el tiempo. Tal y como se puede deducir por el nombre fue Louis Braille quién desarrolló este indispensable recurso comunicativo.
Louis Braille nació en una comuna de Coupvray (París, Francia) un 4 de enero de 1809. Cuando tenía tres años y el pequeño jugaba en el taller de su padre con una lezna, se la clavó accidentalmente en un ojo. Se produjo una infección que se le propagó también al otro ojo, lo que causó la pérdida de visión. Sin embargo, aquel suceso no impidió que, al cumplir los siete años, ingresara en la escuela. Aunque su aprendizaje se basara en la audición y recitación, resultó ser un alumno totalmente válido. De hecho, consiguió una beca en el Real Instituto para la Juventud Ciega (RIJC).
El sistema de lectura al que se recurría en esta institución consistía en la impresión de unos pocos libros con letras en relieve, un recurso ideado por el fundador del centro, Valentin Haüy. El problema que tenía este método era la lentitud y dificultad que había en poder formar las frases, tras identificar una a una las letras táctilmente.
Más tarde, el capitán del ejército francés Charles Barbier compartió en la institución una técnica apodada como “escritura nocturna”, con la que los soldados podían leer mensajes en el campo de batalla de noche sin tener que encender linternas. En vez de hacer uso de letras, este sistema se basaba puntos y guiones en relieve. Reflejaba la fonética en lugar de la ortografía francesa estándar, por lo que carecía de elementos como mayúsculas o signos de puntuación.
Mientras que la mayoría de los alumnos desistieron de aplicar este recurso, Louis Braille fue investigando y buscando la manera de mejorar el método, hasta que tres años después, cuando el joven tenía 15 años, consiguió dar con un nuevo sistema. Se ayudó de la misma herramienta que le quitó la vista para crear los puntos en relieve de un tamaño más pequeño que los diseñados por Barbier. De esta manera se podían sentir con un solo toque de la yema de los dedos. Además, como buen amante de la música, también creó un sistema para leer las notas musicales.
Pese a ser un gran invento, el mundo académico tardó en aceptar este método. Tanto es así que, hasta dos años después de la muerte de Louis Braille a los 43 años, no se comenzó a aplicar en la institución dónde estudió. A partir de 1882, el sistema fue propagándose por todo el mundo y ha sido adaptado a numerosos idiomas. Asimismo, también se ha desarrollado en otros ámbitos, como el de las matemáticas.
Hoy el método Braille es universalmente conocido y aceptado y supone un elemento básico para que las personas ciegas o con dificultades de visión puedan estudiar y aprender diferentes materias sin que sus problemas de vista les incapaciten para ello.